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Sobre la mesa - De la integración escolar a la educación inclusiva - 23/03/11

23 mar 2011

Programa Radial  que revisa el proceso vivido en España en los ultimos 25 años después de regular la integración escolar de niños discapacitados quedan objetivos pendientes.

Sólo un 1 por ciento de las personas que tienen alguna discapacidad están cursando alguna carrera universitaria.

En el paso de la ESO a Bachiller o Formación profesional 30.000 estudiantes con algún tipo de discapacidad se queda en el camino.

La Educación Inclusiva que pasa por presencia, participación y progreso es la que se propugna ahora con la implicación de toda la sociedad y no solo de la escuela.

Escharemos también a personas que trabajan para atajar la pobreza infantil en nuestro país, que viven en casas precarias, sufren malnutrición, tienen deficiencias educacivas y también les afecta la violencia. 

Caso de adolescente con Asperger revela graves falencias del sistema de integración municipal

Hace casi un año, LA DISCUSIÓN informó la historia de Fernanda, una adolescente de entonces catorce años, quien hasta ese minuto había cursado su enseñanza básica sin problemas en la Escuela México, pese su diagnóstico de síndrome de Asperger (trastorno autístico que le impide sociabilizar).

Las dificultades se iniciaron el 2010, cuando su incansable abuela, Silvia Lagos, comenzó a buscarle matrícula en algún colegio que tuviera integración.
“Ella tiene una capacidad de retención impresionante. Lee todos los libros que se le cruzan por delante, y memoriza materias. Sus habilidades cognitivas son muchas, no obstante, le cuesta sociabilizar. Es un problema que debe superar interactuando con otros niños, no quedándose en la casa o en una sala para ella sola. Eso es lo que peleo”, decía en aquella oportunidad.

Después de tocar varias puertas, el Liceo de Niñas Marta Brunet recibió a Fernanda, pero sólo una hora al día y en una sala especial, no junto a las demás estudiantes, que es lo que impulsa la integración, según Silvia Lagos.

“Durante el año pasado ocurrieron muchas cosas. Su educadora, a mi parecer, no estaba  capacitada para atenderla, la trataba con rudeza y no motivaba que ella se relacionara con el resto de las niñas. Después de reclamar, logré que le aumentaran sus clases en una hora, momento en que otra profesora la acogió. Ella, sin ser especialista, se portó muy bien con mi nieta”, cuenta Gladys, quien reconoce que es difícil tratar con una adolescente con Asperger, “pero se supone que la integración es para eso. Yo me pregunto, ¿En qué se invierte la plata extra de la subvención, si no cuentan con especialistas capacitados?
Después de varios incidentes, los que incluso implicaron violencia entre Fernanda y una de sus profesoras; de viajes perdidos, pues a fin de año no le avisaban que la educadora “no iba a estar”, y de reuniones con el jefe de UTP, los coordinadores de Integración del Deproe y del DAEM y el director (s) del establecimiento, Gladys se llevó una sorpresa aún peor: al ir a matricularla para segundo medio este año, le informaron que no le renovaban el cupo, y que además, Fernanda había repetido el primero medio. Le mostraron un informe de notas con puros “3”, y lo más inquietante, en asignaturas que ella nunca tuvo. “Educación Física no puede hacer, pues usa una órtesis; Artes Plásticas tampoco, pues no tiene motricidad fina. ¿Quién puso esas notas?”, se pregunta Gladys.

Ella insiste en que o los liceos no están preparados para recibir a adolescentes con Asperger, y ofrecen abiertamente el servicio de Integración, o lisa y llanamente, no tienen la voluntad.

Gladys envió una carta a la nueva directora del DAEM, Cecilia Aguilera, y al ministro de Educación, Joaquín Lavín, pero no ha recibido respuesta de este último. Sólo le dijeron que su caso está siendo analizado por la Seremi de Educación. Mientras, Fernanda está en casa. Lee, se sienta frente al computador, ve las noticias y opina sobre lo ocurrido en Japón. Sólo quiere que le ayuden a comentar todo esto con adolescentes de su edad.
“La integración es posible”
Para la profesora especialista en Educación Diferencial, Vivianne Alfaro, “todos los niños y adolescentes con Asperger pueden integrarse y compartir la sala con sus compañeros, independientemente del grado del síndrome que tengan”.
A Vivianne le ha tocado trabajar con varios niños con esta condición, y habla con propiedad sobre el tema.
“Si a Fernanda la tuvieron durante todo el año en la Opción 4 (aula de recursos), quiere decir que no se cumplió a cabalidad el objetivo de la integración. Ella perfectamente, bien guiada, podría haber estado en la opción 1, es decir, en sala con sus compañeras de primero medio y sólo aislada en ciertas ocasiones, como el rendimiento de pruebas”, sostuvo la profesional.